La imagen informa, educa, pero también mediante ella se imponen criterios, prejuicios. El problema surge cuando las imágenes -en la búsqueda de la plasticidad- nos provocan confusión, ya que no acertamos a definir cuál es su esencia, debido en gran parte a la mezcla de estilos, a la hibridación, a la apropiación y la resignificación mediante los remakes de la época que nos ha tocado vivir. Esto indica una crisis de la imagen en cuanto a su clasificación y estudio.
Para algunos investigadores, entre los que destaca Pepe Baeza, en la actualidad la imagen está en crisis. Los estilos se han fragmentado, roto. Hoy en día es muy frecuente observar imágenes cuya esencia es contradictoria. Las imágenes que Oliverio Toscani trabajó durante su paso por Benetton provocaban una gran polémica porque había imágenes que se extrajeron de su ámbito original para ubicarse dentro del ámbito publicitario.
En la ya mítica campaña de Benetton, nos encontramos con una imagen de tipo híbrido, una imagen que rompía las clasificaciones y se instalaba entre lo informativo y lo estético. De acuerdo a Pepe Baeza las imágenes de Benetton se constituyen en el exponente máximo de tres categorías comunicativas distintas: periodismo, publicidad y arte, y contribuyen de paso, a dinamitar los límites entre las tres.
Es la comunicación persuasiva la que domina estos géneros, la que domina este juego y la que obtiene un beneficio práctico. No se trata de favorecer la interrelación de estéticas para que se enriquezcan con el intercambio (aunque ésta pueda ser la consecuencia positiva y de progreso de una iniciativa de índole persuasiva y de control).
Sin embargo, se debe tomar en cuenta que la imagen icónico-visual, por sus mismas características, impone, como afirma Diego Lizarazo, una semántica más vasta, porque no sólo tenemos representaciones que atienden a lo mimético y lo referencial, como en el caso de la fotografía, sino que también abundan las expresiones estéticas, pláticas que aluden a lo expresivo, a lo abstracto, a lo surrealista.