viernes, 31 de enero de 2020

Sobre el ensayo literario








El ensayo literario es un género en el que el autor busca persuadir a un lector mediante la construcción de un argumento y su defensa a lo largo del trabajo. Este tipo de ensayo es más libre, en él se plasma la creatividad y originalidad de un escritor que utiliza distintos recursos retóricos, licencias poéticas, etcétera, con el propósito de persuadir, de encantar a un posible lector.

Este género es muy distinto al ensayo académico. Este trabajo es más rígido porque además de sustentar una hipótesis mediante un aparato teórico se requiere de un menudo aparato crítico para abordar el tema. Este aparato tiene un estilo para citar a pie de página y una forma de construir la bibliografía utilizada, no la consultada. En las Humanidades solemos usar el estilo Chicago. 

En el caso del ensayo libre o literario el autor utiliza la paráfrasis con el fin de sustentar sus argumentos, o bien, utiliza las palabras de otro autor para criticarlas. No se cita a pie de página ni se ofrece un aparato crítico, aunque el autor bien puede sugerir algunas obras en el cuerpo de su trabajo. El vínculo con el artículo de opinión es muy estrecho. Como un buen ejemplo tenemos el ensayo de Julio Torri sobre la bicicleta:

“Es un deporte que para practicarlo no necesita uno de compañeros. Propio pues para misántropos, para orgullosos, para insociables de toda laya. El ciclista es un aprendiz de suicida. Entre los peligros que lo amenazan los menores no son para desestimarse: los perros, enemigos encarnizados de quien anda aprisa y al desgaire; y los guardias que sin gran cortesía recuerdan disposiciones municipales quebrantadas involuntariamente.
Desde que se han multiplicado los automóviles por nuestras calles, he perdido la admiración con que veía antes a los toreros y la he reservado para los aficionados a la bicicleta.

En ella va uno como suspendido en el aire.
Quien vuela en aeroplano se desliga del mundo. El que se desliza por su superficie sostenido en dos puntos de contacto no rompe amarras con el planeta.
El avión y el auto no guardan proporción por su velocidad con el hombre, que es mayor de la que él necesita. No así la bicicleta.”

Y vaya que el velocípedo ha inspirado otros memorables trabajos, como el del músico británico David Byrne, que a manera de diario, escribió sus andanzas sobre bicicleta a lo largo del mundo.

Otro ejemplo de ensayo es el libro La civilización del espectáculo, de Mario Vargas Llosa. En el primer apartado, escribió: 

“Claudio Pérez, enviado especial de El País a Nueva York para informar sobre la crisis financiera, escribe en su crónica del viernes 19 de septiembre de 2008: <<Los tabloides de Nueva York van como locos buscando un broker que se arroje al vacío desde algunos de los imponentes rascacielos que albergan los grandes bancos de inversión, los ídolos caídos que el huracán financiero va convirtiendo en cenizas>>.  Retengamos un momento esta imagen en la memoria: una muchedumbre de fotógrafos, de paparazzi, avizorando las alturas, con las cámaras listas, para captar al primer suicida que dé encarnación gráfica, dramática y espectacular a la hecatombe financiera que ha volatilizado billones de dólares y hundido en la ruina a grandes empresas e innumerables ciudadanos. No creo que haya una imagen que resume mejor la civilización de la que formamos parte”.


Otro buen ejemplo de ensayo literario es el de la autoría de Agustín Fernández Mallo que lleva como título Postpoesía. Hacia un nuevo paradigma.  Esta original obra fue finalista del Premio Anagrama de Ensayo:

“Lo que se va a sostener en este Núcleo es que el cambio que en todas las artes se ha producido , ilustrado por (por poner dos ejemplos muy opuestos) Rothko (arte moderno) y el Arbusto Robótico, las criaturas posthumanas de Moravec (arte posmoderno y tardoposmoderno), en la poesía contemporánea aún no se ha producido, para hacer al final una propuesta de un posible cambio de paradigma.
Podría interpretarse como la continuación , el siguiente paso lógico a la línea de paralelismo que estableció Nicanor Parra cuando asimiló la poesía que vas hasta el siglo 19 a la física newtoniana y la poesía de las vanguardias a la física relativista y cuántica de principios del siglo 20 la nueva <<ciencia posmoderna>> y en general eso que hoy damos en llamar  posmodernidad tardía, no tiene aún su colegítimo correlato en la poesía escrita en castellano. Esto que sigue es una propuesta”.

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