miércoles, 3 de noviembre de 2010

Iconoclastas e iconófilos

Mosaico Bizantino del s.XIII, en la galería sur de Hagia Sophia en Constantinopla

Tanto la iconoclasia como la iconofilia provienen de la relación que tenemos con los íconos. Los íconos son signos o símbolos, son imágenes, representaciones que tienen una gran semejanza con lo que se intenta representar. Es decir, al parecer hay una relación de analogía entre la representación y lo representado. Así, las imágenes de Cristo, de las Vírgenes y de los Santos son veneradas pues se considera que son imágenes análogas, una especie de index que puede no sólo representar sino sustituir a lo representado. Con ello queremos decir que las imágenes dejan de ser sólo eso, imágenes, para convertirse en dioses. No es la imagen del Dios, es el Dios en sí.


Sin embargo, esta relación que guardamos para con las imágenes no ha sido clara. En algunos pasajes de nuestra historia se han presentado querellas entre aquellos que consideran que las imágenes pueden ir más allá de la representación y aquellos que estiman que las imágenes no son necesarias y que sólo llevan a la idolatría.

En la historia de la Iglesia se registran estas querellas entre iconoclastas e iconofilos, con los resultados ya conocidos por todos nosotros. En ciertos periodos de nuestra historia, ciertas imágenes se consideraron prohibidas. Hoy en día, ciertas religiones no permiten el uso de imágenes para representar a Dios o  a Cristo, o bien a sus profetas. Por el contrario, otras religiones consideran adecuado el uso de las imágenes para que sus fieles seguidores cuenten con una representación visual ante la cual venerarse o rezar.
Retablo Bizantino con la imagen de San Miguel Arcangel

La lucha entre iconoclastas e iconófilos no se reduce al ámbito religioso, sin embargo, es alli donde ha cobrado más fuerza...

domingo, 31 de octubre de 2010

Sobre la imagen y el mito

Representación de una Venus prehispánica en el Museo Diego Rivera. Coyoacán, ciudad de México, año 2010





La Mantícora, mito de origen persa. 

Para comprender la relación entre imagen y mito vamos a definir esta última palabra. De acuerdo a Joseph Campbell, el mito es la materia de nuestra vida, la materia de nuestro cuerpo y nuestro ambiente. Agrega que el mito se ocupa de la naturaleza del conocimiento de una época. (Campbell, 2000)

El mito es una creación del hombre. Nadie más que él es capaz de crear mitos para explicarse su derredor. El tema del mito es la creencia. Así como los antiguos, de acuerdo a Campbell, pedían perdón al animal por haberlo cazado y le realizaban una ceremonía por haberles ofrendado comida, nuestras sociedades contemporáneas, atravesadas por el mito, le agradecen por igual a distintos dioses por haber prodigado el alimento diario. El mito tiene raíces muy antiguas que se pierden en la historia del tiempo. Los hombres precisaron de la creación de mitos para explicarse su vida.

De acuerdo a Enrique Florescano, el mito es una de las principales expresiones de la mentalidad colectiva, cuyo rasgo distintivo es ser un medio de transmisión de memorias grupales o comunitarias. Se trata de una creencia social compartida; del instrumento idóneo para manifestar las más recónditas aspiraciones de una colectividad.

Para Mónica Gómez Salazar, de la Universidad Nacional, "si por algo se caracterizaron los mitos fue precisamente por formar parte de la vida real de los hombres arcaicos, de tal suerte que sus rituales no eran concebidos desde fuera, en forma abstracta; por el contrario, aquellos hombres los vivían penetrándose en una atmósfera sobrehumana que hacía girar su existencia conforme a los preceptos míticos. Conocer el mito, significaba conocer la creación y el origen de las cosas, entender este origen permitía el control sobre lo que se conocía y significaba el acceso a vivir dominado por la potencia sagrada, por lo tanto a mantenerla y respetarla como modelo. Dentro de este patrón a seguir el hombre vivía el mito, de ahí la aparición de tribus en las que se practican actos orgíasticos y otro tipo de conductas extrañas, sin embargo, el estudio de tales conductas no debe de calificarse de salvajismo o intrusión patológica, debe entenderse dentro de un contexto cultural y humano, en el sentido en que el hombre mítico vive con el mito y de acuerdo a él, el mito y su reactualización forman parte de su realidad, aún más, sobrepasan su entorno para convertirse en el modelo a seguir. De igual manera como los Seres Sobrenaturales actuaron, así el hombre deberá ser y vivir, al vivir de esta manera pasará de una realidad cotidiana, a aquella en la que el tiempo cambia convirtiéndose en presente, este tiempo sagrado es parte de lo que está en el origen, en la causa que dió cabida al hombre en el mundo, y no sólo a él, sino también al mundo en sí mismo. Este realidad sobrenatural le da sentido a la vida del hombre y de ahí el rechazo a entender el mito como ilusión o mentira.



Sobre los ritos elaborados a partir de los mitos, Gómez Salazar estima que "el rito como la puerta por la cual el hombre tiene acceso al tiempo y naturaleza Sagradas, también denota el acceso a los preceptos por cumplir. En otras palabras, el mito expresa, según asienta Malinowski, una realidad más original y de mayor sentido que la de la vida cotidiana, pareciera que ésta última se volviera frívola junto a la inmensidad de la Sobrenatural, el sentido real de la vida de los hombres arcaicos se basaba en los mitos, eran éstos los que llenaban de dirección y de luz a los hombres, era esta realidad sagrada la que les indicaba cómo dirigirse y como cumplir en su vida diaria, se trataba del modelo a seguir para vivir como era establecido, de ahí el sentido de los mitos, son el fundamento de la actividad del hombre, son parte de su propia realidad porque él mismo es producto de la decisión y acción Sobrenatural, como tal, sigue la guía del ejemplo sagrado para existir en una realidad mundana que lo separa de su causa divina y con la que sólo puede tener contacto mediante el mito y su reactualización. De tal suerte, que el mito, el conocimiento del origen, no se reducen a conceptos, sino a realidades vividas y puestas dentro del círculo y tiempo sagrados. Es un ir y venir entre la base y la punta; sin la primera no hay sostén de la segunda, más aún, no hay razón de sostén, no hay sentido, no hay a dónde ir, todavía peor, no hay a dónde volver".


En relación con la imagen, los mitos tienen diversas expresiones. Primero fueron producto de imágenes mentales, que se pasaban por medio de la transmisión oral en las antiguas culturas. Posteriormente, los mitos llegeron a tener una representación visual y esas manifestaciones icónicas fueron objeto de culto y pleitesía, se les ofrendaban lo mismo objetos innanimados que seres humanos, se les construían templos, se les dedicaba la construcción de una ciudad, etcétera. Y de esa manera, ligadas a lo religioso, algunas imágenes visuales llegaron a considerarse sagradas, o como diría James George Frezer se imantaron con la carga del tabú. Es decir, algunas imágenes si bien podían venerarse no podían tocarse.