martes, 12 de junio de 2012

La posmodernidad y su relación con el mundo de la imagen

¿Qué tiene que ver el universo de las imágenes con el concepto a veces ambiguo y complejo de la posmodernidad? ¿Desde qué disciplinas podríamos vincular ambos conceptos? En la sociedad actual, donde la imagen ha cobrado una primacía y se ha desligado de su carácter mítico religioso, es imperativo tratar de respondernos estas preguntas.

kurt schwitters

En primer lugar debemos abordar el significado del concepto posmodernidad. Si atendemos al prefijo resulta que la posmodernidad se entendería como un paso superior de la llamada modernidad, es decir, lo que viene tras esa etapa, una etapa "superior" y distinta. De tal modo, la posmodernidad vendría siendo esa etapa donde se critican los dogmas del ciclo histórico que le precedió y se cuestionan nociones tales como sociedad, individuo, cultura, entre otros. En la obra La era del vacío, Gilles Lipovetsky afirmó en su momento que la noción de posmodernidad no era del todo clara. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de posmodernidad? ¿Agotamiento de una cultura hedonista y vanguardista o surgimiento de una nueva fuerza renovadora? ¿Decadencia de una época...? ¿Continuidad renovada de la trama modernista...? ¿Peripecia en la historia del arte...?

Si bien el mismo autor no niega que el concepto de posmodernismo se puede circunscribir a un marco regional, estético, epistemológico o cultural, éste debe designar algo más amplio, "una escala del todo social". Es decir, Lipovetsky afirma que su objetivo es "izar el posmodernismo a un rango de hipótesis global que describe el paso lento y complejo a un nuevo tipo de sociedad, de cultura y de individuo que nace del propio seno y en la prolongación de la era moderna...".

Para este autor, el capitalismo vive desde hace más de un siglo una crisis cultural profunda de rupturas y discontinuidades, de negación a la tradición y del culto al cambio, de rebeliones -en ocasiones violentas- contra el orden establecido. "El modernismo no se contenta con la producción de variaciones estilísticas y temas inéditos, quiere romper con la continuidad que nos liga al pasado, instituir obras absolutamente nuevas...<<es una especie de autodestrucción creadora... el arte moderno no es sólo el hijo de la edad crítica, sino el crítico de sí mismo>>...".

kurt schwitters

Asimismo, "la posmodernidad podría comprenderse como el advenimiento de una cultura extremista que lleva <<la lógica del modernismo hasta sus límites más extremos>>".

En Los tiempos hipermodernos, el mismo Lipovetsky reconoce que la llamada modernidad no ha finalizado, pese a que a finales de los años setenta, se introdujo el polémico concepto del posmodernismo. "El periodo posmoderno señalaba el advenimiento de una temporalidad social inédita caracterizada por la primacía del aqui y el ahora".

Ahora bien, ligada a la cultura, la idea de la posmodernidad nos remite al consumo masivo, a un individuo hedonista que busca la realización personal, y que vive sometido y acosado por un mundo de imágenes, de información, de datos; asimismo nos entrega la visión de un individuo atomizado  y desocializado".

"El hombre moderno está abierto a las novedades, apto para cambiar sin resistencia de modo de vida, se ha vuelto cinético: El consumo de masa significaba que se aceptaba en el importante ámbito del modo de vida, la idea del cambio social y de la transformación personal. Con el universo de los objetos, de la publicidad  de los mass media, la vida cotidiana y el individuo ya no tienen un peso propio, han sido incorporados al proceso de la moda y de la obsolescencia acelerada: la realización definitiva del individuo coincide con su desubstancialización, con la emergencia de individuos aislados y vacilantes, vacíos y reciclables ante la continua variación de los modelos".

Con relación a este universo de imágenes en el cual nos desenvolvemos actualmente, es importante reconocer el hecho de que la imagen se haya desacralizado, se haya masificado y por lo tanto convertido en objeto banal de libre intercambio, que forma parte de los juegos de la cultura hedonista. Muchas de las imágenes han perdido su carácter místico para formar parte de las cosas sin sustancia. Siguiendo a Walter Benjamin se podría afirmar que la imagen ha extraviado su aura... como objeto de consumo cotidiano es sustituible de manera permanente, de tal modo, pocas son las imágenes de la tradición que trascienden. Como artefacto cultural, la imagen no sólo tiene ese carácter masivo, sino además es etérea o líquida, según el autor que se aborde.

En este universo virtual de millones de datos y palabras, la imagen se diluye, se consume y se desecha. Nada permanece. Los grandes relatos que se construyeron a través de imágenes mentales, verbales y luego icónicas son apenas nada en el mundo de la imagen del consumo masivo y hedonista. Este es un tema que debe estudiarse más a profundidad y al cual volveremos...