martes, 1 de noviembre de 2011

El método iconológico para analizar imágenes

En el método ideado por Aby Warbug y sistematizado por Erwin Panofsky se observan diversas categorías para llevar a cabo un análisis sobre imágenes visuales, que se basa en 3 niveles, a saber:

1) Contenido temático natural o primario. 

Este nivel, que corresponde a una descripción preiconográfica, identificamos las formas puras, configuraciones de línea o color, la representación de figuras u objetos., identificando las relaciones mutuas y de acuerdo con Panofsky, percibiendo los gestos o cualidades expresivas como el dolor o la felicidad, la templanza, etcétera. Este mundo de las formas puras, es la portadora de significados primarios o naturales y es nombrado como el mundo de los motivos artísticos. corresponde a la significación primaria o natural de los motivos artísticos. La enumeración de estos motivos es la descripción pre-iconográfica de la obra.
 

2) Contenido secundario o convencional.

En segundo lugar se aplica un análisis iconográfico para identificar las imágenes, las historias o las alegorías presentes, “lo que nos lleva a considerar el análisis iconográfico como un método descriptivo para clasificar, describir e identificar imágenes. Al  respecto, Panofsky indica que este contenido secundario o convencional:

“Lo percibimos al comprobar que una figura masculina con un cuchillo representa a San Bartolomé, que una figura femenina con un melocotón en la mano es la representación de la Veracidad, que un grupo de figuras sentadas en una mesa, en una disposición determinada y en unas actitudes determinadas, representan La Última Cena, o que dos figuras luchando de una forma determinada representan el Combate del Vicio y la Virtud. Al hacerlo así relacionamos los motivos artísticos y las combinaciones de motivos artísticos (composiciones) con temas o conceptos. Los motivos, reconocidos así, como portadores de un significado secundario o convencional pueden ser llamados imágenes y las combinaciones de imágenes son lo que los antiguos teóricos del arte llamaron <<invenzioni>>; nosotros estamos acostumbrados a llamarlos historias y alegorías.”

3) Significado intrínseco o Contemido. 

Para Panofsky este significado o el contenido se percibe “indagando aquellos supuestos que revelan la actitud básica de una nación, un periodo, una clase, una creencia religiosa o filosófica —cualificados inconscientemente por una personalidad y condensados en una obra—. Apenas hace falta decir que esos principios son manifestados y por lo tanto, esclarecidos a la vez por los «métodos compositivos» y por la «significación iconográfica». Por ejemplo en los siglos XIV y XV (el ejemplo más antiguo data de hacia 1310) el tipo tradicional de Natividad que muestra a la Virgen María tendida en una especie de lecho fue
sustituido frecuentemente por uno nuevo que la muestra arrodillada en adoración ante el Niño. Desde un punto de vista compositivo este cambio significa, en términos generales, la sustitución de un esquema triangular por uno rectangular.”


El análisis iconológico es el motivo central del análisis, el cual consiste en elucidar el significado intrínseco, el contenido de la imagen. Es así que según Marzal Felici, mientras los análisis pre-iconográfico e iconográficos son descriptivo, el análisis iconológico tiene un carácter interpretativo. 

Panofsky destaca que en primer lugar observamos formas y posteriormente detalles que le dan composición a una estructura, tal es el caso de los colores, las líneas y los volúmenes que constituyen nuestro mundo visual. Identificamos objetos, detalles, formas puras, configuraciones de línea y color, y eso forma parte de un significado primario. Nuestra primera percepción es formal, y el significado que se desprende de esta es fáctico, es decir, identificamos formas visibles y las relacionamos con ciertos objetos de acuerdo a nuestra experiencia práctica. El mundo de las formas puras como portadoras de significados primarios o naturales, puede ser llamado el mundo de los motivos artísticos. Y una enumeración de esas significados primarios, de esos motivos y sus combinaciones, constituiría un análisis formal, una descripción pre-iconográfica de la obra de arte.

Esos objetos, esas formas que hemos descrito como un significado natural o primario, y que podemos llamar motivos artísticos, pertenecen a un “mundo de costumbres y tradiciones culturales”, que son eculiares de una civilización determinada. Así, nuestra interpretación sobre esos objetos responde a ciertos significados secundarios o convencionales que corresponden a cierta “época, la nacionalidad, la clase, las tradiciones intelectuales”. Esos significados convencionales también nos ofrecen el significado intrínseco o contenido. Para llevar a cabo una buena lectura es preciso estar familiarizado con esas convenciones o códigos culturales.

“Concibiendo así las formas puras, los motivos, las imágenes, las historias y las alegorías como manifestaciones de principios fundamentales, interpretamos todos estos elementos como lo que Ernst Cassirer llamó valores «simbólicos».”








Distintas representaciones sobre la figura de San Bernabé. En una de ellas se puede observar la espada, en otra, el instrumento bélico fue sustituido por una pluma o un libro. En dado caso, esos elementos son importantes, pues forman parte de la iconografía que nos permite identificar que esa figura es San Bernabé.

O bien, una figura femenina sosteniendo una cabeza en la mano aludiría a la representación de Santa Judith, es decir, esa sería su iconografía por medio de la cual la reconoceríamos en momento dado. Posteriormente tendremos que acudir a las fuentes literarias para saber quién era y qué virtudes se le adjudican.


 
 


Panofsky afirma que la identificación de tales imágenes, historias y alegorías constituye el campo de la iconografía en estricto sentido. Y esto se presenta en el contenido secundario o convencional. “El mundo de los temas o conceptos se manifiesta a través de imágenes, historias y alegorías”. De acuerdo a Panofsky éste significado intrínseco o contenido lo percibimos al indagar "aquellos supuestos que revelan la actitud básica de una nación, un periodo, una clase, una creencia religiosa o filosófica -cualificados inconscientemente por una personalidad y condensados en una obra”. En este nivel estamos hablando de que esos principios son a su vez esclarecidos por la composición y la significación iconográfica.

Al concebir las formas puras, los motivos, las imágenes, las historias y las alegorías como las manifestaciones de principios fundamentales, Panofsky agrega que de tal forma interpretamos todos esos elementos como valores simbólicos. Es así que mientras la identificación adecuada es un pre-rrequisito para un correcto análisis iconográfico en su más estricto sentido, el análisis correcto de las imágenes, historias y alegorías es el prerrequisito para una correcta interpretación iconográfica en un sentido más profundo.

Por ejemplo en los siglos XIV y XV ( el ejemplo más antiguo data de hacia 1310) el tipo tradicional de Natividad que muestra a la Virgen María tendida en una especie de lecho fue sustituido frecuentemente por uno nuevo que la muestra arrodillada en adoración ante el Niño. Desde un punto de vista compositivo este cambio significa, en términos generales, la sustitución de un esquema triangular por uno rectangular, desde un punto de vista iconográfico, en el sentido más estricto de la palabra, significa la introducción de un tema nuevo formulado textualmente por escritores como el Pseudo-Buenaventura y Santa Brígida. Pero al mismo tiempo, expresa una nueva actitud emocional, peculiar de último periodo de la Edad Media. 
Es decir, las imágenes, los motivos, las historias y las alegorías son interpretados como valores simbólicos, y ese es el objeto de la iconografía en su sentido más profundo, y es de acuerdo a Panofsky, un método de síntesis más que de análisis. La identificación correcta de los motivos es el prerrequisito para un correcto análisis iconográfico, y el análisis correcto de esas imágenes, historias y alegorías es el prerrequisito de una correcta interpretación iconográfica. Para llevar a cabo un análisis pre-iconográfico correcto, Panofsky indica que cuando nos enfrentemos con formas u objetos desconocidos para nosotros, es preciso recurrir a un experto o consultar en bibliografía especializada. 

Eso de ningún modo nos alejaría de nuestra experiencia práctica como tal.

Mientras creemos identificar los motivos sobre la base de nuestra experiencia práctica, pura y simple, realmente desciframos <<lo que vemos>> según la manera en que los objetos y las acciones eran expresados por las formas, bajo condiciones históricas variables. Al hacerlo así sujetamos nuestra experiencia práctica a un principio de control que puede llamarse la historia del estilo.

Panofsky cita que para que un habitante de cierta región del mundo, la última cena de Leonardo da Vinci no pasará de ser la imagen de una escena familiar, puesto que no está familiarizado con los evangelios cristianos. Y eso nos sucede a todos en alguna ocasión cuando no estamos familiarizados con la historia que se cuenta en un representación visual. De tal modo, la fuente literaria, como fuente de temas y conceptos, se impone como requisito para el un análisis iconográfico.

“Mientras nos limitemos a afirmar que el famoso fresco de Leonardo da Vinci muestra un grupo de trece hombres alrededor de la mesa de un comedor, y que este grupo de hombres representa la Ultima Cena, nos estamos ocupando de la obra de arte como tal, e interpretamos sus rasgos compositivos e iconográfico·s como sus propiedades o características peculiares. Pero cuando tratamos de comprenderlo como un documento sobre la personalidad de Leonardo, o de la civilización del Alto Renacimiento italiano, o de una actitud religiosa peculiar, nos ocupamos de la obra de arte como un síntoma de algo más que se expresa a sí mismo en una variedad incontable de otros síntomas, e interpretamos sus rasgos compositivos e iconográficos como una evidencia más particularizada de este «algo más diferente».
Pero otras veces, mientras que el conocimiento de los temas y conceptos específicos transmitidos por las fuentes literarias es un material indispensable y suficiente para un análisis iconográfico, no garantiza su exactitud. Es tan imposible para nosotros hacer un análisis iconográfico correcto, aplicando indiscriminadamente nuestros conocimientos literarios a los motivos, como lo es hacer una descripción pre-iconográfica correcta aplicando indiscriminadamente nuestra experiencia práctica de las formas. 
Para Panofsky, estaríamos completamente perdidos si tuviéramos que depender exclusivamente de las fuentes literarias, y concretamente, el fiarnos de una sola fuente de carácter contemporáneo tal vez nos acarrearía más problemas. Es por eso que en la historia de los tipos, del estilo, de los símbolos es preciso interrogar el por qué se utilizan ciertos objetos para simbolizar algún aspecto de carácter.

Investigando de qué forma, bajo condiciones históricas diferentes, objetos y acciones eran expresados a través de formas, o sea en la historia del estilo, podemos corregir igualmente nuestro conocimiento de las fuentes literarias investigando de qué forma, bajo condiciones históricas diferentes, temas o conceptos específicos fueron expresados por objetos y acciones, o sea, dentro de la historia de los tipos. 

Es decir, mediante el estudio de la historia de los tipos podremos hallar el significado de ciertos símbolos que en ocasiones no son acordes a las imágenes que analizamos. En este caso estamos en el nivel iconográfico, en el nivel de la interpretación de la significación intrínseca o contenido, que trata acerca de los valores simbólicos, en vez de con imágenes historias y alegorías.

Todas las citas entrecomilladas pertenecen al libro Estudios sobre iconología, de Erwin Panofsky. No puse la página de referencia por dos motivos: el primero, para que el lector acuda a la obra original y el segundo dada la edición consultada, la referencia cambia de posición.

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